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arquer.netRegularmente las recetas de cocina se exponen de forma que se puedan repetir por cualquiera. El objetivo no es enseñar el plato sino hacerlo asequible.
Las recetas publicadas en muchos libros de cocina y páginas web, y como no, en arquer.net presentan algunas dificultades que pueden parecer insuperables para los neófitos.
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Una receta perfecta es la que no requiere información adicional. En lenguaje informático-matemático, diríamos que una buena receta es un algoritmo completo.
Especificando los ingredientes en calidad y cantidad, los procesos, los tiempos y las temperaturas podemos transmitir todo lo necesario para la repetición exacta de la receta.
Veamos un ejemplo:
Introducir la leche en el recipiente, encender la cocina, colocar el recipiente sobre la fuente de calor, poner un termómetro en el interior de la leche y calentar hasta que la leche alcance los 40 grados centígrados.
Retirar del fuego, apagar la cocina y verter la leche dentro del vaso.
El común de las recetas tiene dificultades adicionales.
Las cucharadas, las cucharillas y las cucharaditas, de momento, son medidas imposibles de determinar por el lector; en cada cocina existen cucharas y cucharillas de tantos tamaños como sea posible imaginar.
A veces se ponen peor las cosas cuando se nos dice que tienen que ser "rasas" o "colmadas"; como si no fuera bastante aleatoria la medida además nos la presentan como si fuera crítica.
Los huevos son algo aparentemente tan simple como contar, para hacer un huevo frito se necesita un huevo.
Pero para hacer un bizcocho ¿cuantos huevos se necesitan?.
En la tienda podemos encontrar huevos pequeños, medianos, grandes y supergrandes, de pollita, de codorniz, de pato, e incluso de avestruz.
¿Son lo mismo seis huevos de avestruz que seis de gallina? No. En la mayor parte de las recetas de repostería deberían decirnos el peso de los huevos a utilizar y no el número.
Una medida imprecisa, pero de todas las que llevamos revisadas hasta ahora probablemente la más simple, una pizca es lo que cabe entre dos dedos. Como unidad medida es un asco pero relativamente fácil de reproducir.
Otra medida frecuente. Una de dos, o nos hablan de una cantidad aproximada o vamos a estropear la receta.
Mucho peor que las cucharas y cucharillas; ¿están homologadas en capacidad las tazas? yo creo que no. Cuando alguien incluye esta medida en su receta es que no nos quiere enseñar a cocinar.
Una vez hemos leido la lista de ingredientes y comprobado que tendremos dificutades, leamos detenidamente la receta.
Encontraremos muchas veces expresiones que implican conocimientos arcanos del lector y que casi siempre nos excluyen.
Dorar, freir, salpimentar, fuego fuerte y fuego suave, glasear, desglasar, etc.
No diré que en las recetas que presentamos no vamos a caer en esto, simplemente hay que asumir que tarde o temprano la receta no puede ser la única fuente de información, que es necesario consultar varias recetas del mismo plato, arriesgar algo en la cocina y poner un poco de nuestra parte.
Buen provecho
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